Cuando te adentras en el mundo de la cocina te das cuenta que nunca dejas de aprender. Siempre hay un ingrediente que puedes cambiar, otra textura que añadir o un truco que memorizar. Y si hablamos de la repostería todavía más. Aunque personalmente soy mucho de los dulces tradicionales -los bizcochos caseros y esponjosos, las magdalenas con copete y azúcar por encima o las tartas de manzana de las de toda la vida-, la repostería importada de los países anglosajones y de norte américa es realmente exquisita.
La textura de este bizcocho es sorprendente. Suave, esponjosa y ligera. El toque de vainilla que lleva la masa es suficiente para disfrutar del sabor por eso no es necesario acompañarlo con mucho más. En este, un poco de azúcar glas por encima y unos frutos rojos para decorar.
Ingredientes:
12 claras de huevo
125 gr de harina
435 gr de azúcar
1 cuarto de cdta de sal
2 cdta de cremor tártaro
2 cdta de extracto de vainilla
Para decorar:
Azúcar glas
Frutas del bosque
Preparación:
Precalentamos el horno a 170 ºC. Tamizamos la harina unas 3 veces y reservamos. Batimos las claras junto con la sal y el cremor tártaro aumentando la velocidad de manera progresiva hasta que se formen picos blandos.
Sin dejar de batir vamos añadiendo poco a poco el azúcar y el extracto de vainilla hasta que tengamos un merengue firme y brillante.
Añadimos la harina en tres veces con la ayuda de una espátula de silicona y con movimientos suaves y envolventes para que no se nos baje el merengue.
Echamos la masa en el molde especial para angel food cake y alisamos la superficie. Es importante no engrasar el molde para que la masa pueda subir. Horneamos durante 40-50 min o hasta que al pinchar con un palillo éste salga limpio.
Retiramos el molde del horno y lo ponemos boca abajo sobre una rejilla hasta que se enfríe. Mínimo 1 hora. Despegamos el bizcocho de las paredes del molde con la ayuda de una espátula y lo desmoldamos.
Espolvoreamos un poco de azúcar por encima y decoramos con los frutos rojos.